El bosque sirve para perderse. Para pasar días a la sombra y descansar de la resolana. En el bosque el viento habla entre las ramas y dice corre, corre, corre. Hasta que llegamos a la quebrada transparente que se lanza sin pudor piedras abajo. Entonces dejamos de escuchar al viento y son las piedras o más bien el agua sonando entre las piedras la que nos dice cosas. Déjate estar, dice el agua, y te muestra el cielo. Abierto en ese claro del bosque en el que no hay casi árboles. Mira, dice el agua. Y con los pies y la cara empapados nos echamos sobre las lajas más grandes a mirar el cielo, a escuchar el agua y el viento. A olvidarnos por un rato de la guerra que sigue en otra parte.
Cuando vienen y se quieren quedar conmigo, escribo cuentos y los dejo aquí.
domingo, 19 de mayo de 2019
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Datos personales
- Raquel Rivas Rojas
- Soy escritora y traductora. Venezolana de origen. Británica por adopción. Vivo en Edimburgo. Leo y escribo.
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